Loret de Mola Vs. AMLO: Desentrañando la verdad tras las infames acusaciones de nexos con el narcotráfico.

Iniciaremos este análisis con la contundente reflexión de Joseph Pulitzer: «Con el tiempo, una prensa mercenaria, demagógica, corrupta y cínica crea un público vil como ella misma.» Nuestro papel como medio de comunicación conlleva una enorme responsabilidad y exige un fuerte compromiso con la ética, transparencia y la verdad. Aunque sea un único lector el que siga este artículo, merece ser tratado con la máxima consideración y respeto. Por lo tanto, nuestra tarea como medio independiente será defender la verdad y la transparencia, aunque estos principios no generen visitas o los ansiados «likes». Pero entendemos que, ante todo, nuestro compromiso es con el lector, sin recurrir a sensacionalismo, titulares amarillistas o información falsa. No somos los verdugos de nadie, ni pretendemos serlo.

Desde la distancia que nos proporciona estar en España, podemos analizar con mayor claridad las historias que surgen en México y generan polémica y debate social. A veces, este debate es falso, imaginario, creado artificialmente con el propósito de desestabilizar un proyecto político. Otras veces, la información aportada será veraz y debemos impulsar su trascendencia pública, aunque difiera con nuestro pensamiento. En eso consiste el trabajo periodístico, en dar luz a las informaciones que recibimos siguiendo criterios que nos permitan establecer su veracidad y certeza. Puede que estemos o no de acuerdo con el gobierno de AMLO, pero nunca debemos ayudar a construir una narrativa basada en infamias o conjeturas de un delincuente, ya que esto solo mancha el noble trabajo periodístico..

A continuación, expondremos los hechos, que desmontan las debilidades de la entrevista realizada por el periodista Carlos Loret de Mola al presunto líder de la organización criminal Los Ardillos. Es crucial reconocer que el periodismo responsable debe distinguir entre la búsqueda de la verdad y la propagación de afirmaciones sin fundamento que, en última instancia, pueden socavar la confianza pública y minar la integridad del periodismo mismo.

En su programa de Latinus, Loret de Mola compartió las declaraciones de Celso Ortega, líder de Los Ardillos, quien afirmó que Los Zetas habrían financiado la campaña presidencial de Andrés Manuel López Obrador en 2006. Sin embargo, es esencial señalar las carencias evidentes en este tipo de reportajes sensacionalistas.

En primer lugar, la falta de credibilidad del testimonio es evidente, dado que proviene de un individuo identificado como líder de una organización criminal. Sin duda, un testimonio espurio, que busca socavar la confianza ciudadana en el Gobierno de López Obrador. Resulta palmaria la ausencia de pruebas documentales o gráficas, además de la falta de detalles específicos sobre montos y fechas, que debilitan considerablemente la validez de las afirmaciones. En Italia, el ex juez Falcone, asesinado por la mafia, afirmaba:  “Se puede hacer desaparecer el cadáver de un hombre, basta sumergirlo en ácido para que desaparezca. Y sin el cuerpo del delito no hay delito. El dinero, en cambio, siempre deja una huella…” Aquí no hay huellas, solamente una declaración sin mayor sustento. Este es el riesgo de difundir un testimonio sin respaldo o pruebas que lo sustenten.

Es fundamental recordar a la audiencia que las palabras de un criminal no deberían ser tratadas como hechos probados. La ética periodística demanda la verificación rigurosa de la información antes de su difusión, especialmente cuando se trata de acusaciones tan serias que implican al presidente de un país. Salvo que el objetivo sea el más infame de todos: Utilizar a tu audiencia, instrumentalizando la mentira y manipulación como un ariete para derribar al presidente, erigiéndote posteriormente como salvapatrias. -Golpes de Estado a base desinformación-.

En consecuencia, este tipo de presuntos reportajes no cumplen con el rigor necesario ni tiene el carácter de una investigación periodística seria. Más bien, parece sumarse a una tendencia sensacionalista que, lejos de proteger la verdad y la justicia, contribuye a la desinformación y la manipulación de la opinión pública.

Hoy, el presidente López Obrador, se ha defendido de la acusación lanzada por Loret de Mola, señalando que se trata de un montaje que busca someterlo a un linchamiento público.

Incluso, nos parece correcto el posicionamiento de la Fiscalía General de la República, que anuncia investigará las declaraciones del líder de la organización criminal. Aunque sea una falsedad, debe investigarse y desmontarse. Sin embargo, es una locura equiparar el comunicado con un reconocimiento del hecho delictivo:

En los diversos expedientes penales que se le siguen a la organización criminal denominada “Los Ardillos”, se ha abierto de inmediato un desglose con objeto de que Celso “O”, supuesto líder de esa agrupación, sea localizado para que, en su caso, ratifique y compruebe debidamente las afirmaciones que realizó ante un medio periodístico.

En tanto esto se logra, se le exhorta a dicho individuo para que, también de inmediato, y por el medio idóneo más práctico al que tenga acceso, haga llegar a esta Representación Social todos los datos y pruebas que le den sustento y credibilidad a su referida declaración periodística. 

https://fgr.org.mx/en/FGR/Prensa?suri=http%3A%2F%2Fwww.FGR.swb%23fgr_Boletin%3A12201

Como conclusión, es imperativo que los periodistas mantengan altos estándares éticos y profesionales al abordar temas de una enorme relevancia para la vida de un país. La responsabilidad recae en cada periodista de garantizar que su trabajo contribuya a una sociedad informada y justa, en lugar de fomentar la desconfianza y la manipulación con informaciones poco verificadas y débiles. La prensa, cuando se aparta de sus principios fundamentales, corre el riesgo de forjar un público igualmente desconfiado y cínico.